Nos guste o no la Tecnología ha venido para quedarse, y , sin darnos cuenta , ha transformado nuestras vidas.
El miedo al cambio y a ser sustituidos por máquinas ya lo habíamos visto antes, por ejemplo, hace 250 años,
cuando los matemáticos temieron por su trabajo ante la aparición de las calculadoras.
Después vinieron las hojas de cálculo, y los matemáticos se hicieron incluso más imprescindibles.
Las computadoras calculan, pero mientras no se planteen qué calcular ni cómo hacerlo, no podrán reemplazar al matemático.
Plantearse preguntas es lo que diferencia al ser humano, y adaptarnos a los cambios
es lo que nos ha hecho evolucionar como especie.
El ámbito de la Fisioterapia no es diferente a este ejemplo, tomado del fantástico artículo de Marc Vidal
“Las calculadoras no sustituyeron a los matemáticos, pero les obligó a trabajar distinto”.
Como bien dice su autor, hoy en día la tecnología ya no es opcional, pero cómo utilizarla sí.
Y en eso sólo cabe una opción: debe ser en beneficio de los profesionales y de sus pacientes.
Todos sabemos que en nuestro día a día como fisioterapeutas, uno de nuestros principales problemas
es la gestión del tiempo del que disponemos para cada paciente.
El tiempo es, precisamente, uno de los conceptos que más ha modificado la tecnología y deberíamos aprovechar esa ventaja.
Las calculadoras ayudaron a los matemáticos a ganar un tiempo valioso para emplearlo en plantearse qué había que calcular y para qué.
De la misma forma, los fisioterapeutas podríamos utilizar ese tiempo ahorrado gracias a la tecnología
para ejercer como seres humanos cuando estamos con nuestros pacientes.
Algo que, por cierto, una aplicación jamás podrá hacer.
Por tanto, la pregunta no es si una aplicación puede sustituir a un fisioterapeuta.
La pregunta es si puede ser útil para proyectarnos como los profesionales del futuro que nuestros pacientes necesitan.