Es poco habitual que nuestros programas de ejercicios para tratar problemas de hombro incluyan la potenciación del trapecio superior, pero…¿nos hemos cuestionado POR QUÉ?
En primer lugar, si nos fijamos en su biomecánica, la participación del trapecio superior en el movimiento de la escápula ha sido descrita tradicionalmente de forma secundaria, porque su inserción principal no está en la escápula sino el la clavícula.
Por esa razón, sus funciones principales en relación con la cintura escapular son la retracción y elevación de la clavícula.
La elevación clavicular contribuye sólo al 25% de la rotación superior de la escápula (1)
Debido a esto muchos estudios consideran que solicitar la activación del trapecio superior para mejorar la rotación superior escapular no sería una estrategia efectiva…en teoría.
Porque, en la práctica, se ha visto que los sujetos con más fuerza en el trapecio superior tienen un movimiento entre 4.7º y 7.9º mayor de rotación superior escapular (2) Aunque este aumento puede parecer pequeño, se ha comprobado que cambios de 5º en el movimiento de rotación superior son clínicamente relevantes, teniendo en cuenta el pequeño tamaño del espacio subacromial, que oscila entre 5 y 10 mm (3)
De aquí extraemos la primera idea:
Fortalecer el trapecio superior puede contribuir a mejorar la rotación superior escapular
La siguiente pregunta sería…¿qué ejercicios elegimos con este objetivo?
Los ejercicios más específicos para solicitar la activación del trapecio superior son los comúnmente denominados Shrug. Estos ejercicios han mostrado su eficacia mejorando el movimiento en sujetos con rotación inferior escapular (4)
Estos movimientos pueden hacerse en distintas posiciones y es importante considerar cómo se modifican los niveles de activación muscular en cada una de ellas:
En ambos casos la activación del trapecio superior supera el 20% del MVIC (Contracción Isométrica Voluntaria Máxima), por lo que se consideran efectivos para su potenciación.
Sin embargo, en posición anatómica, los rotadores inferiores de la escápula también son solicitados con intensidad moderada – alta (44% MVIC para el elevador de la escápula y 18,8% MVIC para el romboides).
En cambio, en posición de elevación, los niveles de activación de esta musculatura no superan el 20% en ninguno de los casos – 19,1% para el elevador de la escápula y 10,3% para el romboides – (5)
Los ejercicios de Shrug en posición de elevación solicitan de forma eficaz la activación del trapecio superior
con una activación más baja de los rotadores inferiores de la escápula
Síndrome de Depresión Escapular
Otras veces, el problema es la posición descendida de la escápula, o su falta de elevación durante el movimiento del hombro.
Se ha establecido una relación entre la disminución de la fuerza del trapecio superior, el descenso escapular y el impingment subacromial. Los doctores Abbot y Richardson presentaron, en el Congreso Americano de Medicina Física y Rehabilitación de 2007, un caso clínico en el que demostraban el papel etiológico del déficit de activación del trapecio superior en la instauración de un síndrome de impingement subacromial (6)
En estos casos, los ejercicios de Shrug pueden realizarse tanto en posición de elevación como en posición anatómica; y ahora con los que deberíamos tener precaución son con aquellos ejercicios que promuevan un descenso escapular.
Ésta sería nuestra segunda idea:
Fortalecer el trapecio superior es necesario cuando buscamos mejorar la elevación escapular,
utilizando ejercicios de Shrug en diferentes posiciones
Pero claro…No siempre hay que potenciarlo.
Muchos estudios han encontrado aumentada la activación del trapecio superior en diferentes situaciones de disfunción del hombro:
- Dolor y discinesia escapular (7)
- Síndrome de Impingement Subacromial (8)
- Fatiga del serrato anterior (9)
Teniendo en cuenta que la elevación clavicular contribuye al 75% de la báscula anterior escapular, cuando el trapecio superior participa en exceso en el movimiento escapular, nos encontraremos muy probablemente con un incremento de la báscula anterior escapular a menos que su actividad sea contrarrestada por el serrato anterior y el trapecio inferior.
Esto nos conduce a la tercera idea:
Para mejorar la báscula posterior escapular tendremos que elegir ejercicios específicos que no activen al trapecio superior
En resumen y volviendo a la pregunta del principio:
¿qué hacemos con el trapecio superior en los problemas del hombro?
Parece que la respuesta más correcta podría ser:
evaluar las alteraciones del movimiento existentes y elegir los ejercicios indicados en cada caso
Hacer todo esto, y hacerlo bien… no es nada fácil. Por eso, cada vez que enseñamos unos ejercicios a un paciente tenemos una oportunidad de hacer algo excepcional.
Por eso… y porque somos FISIOTERAPEUTAS.
Puedes ver un vídeo resumen de este artículo en este enlace: ¿Qué hacemos con el trapecio superior en los problemas de hombro?